sábado, 18 de enero de 2014

Diez cuestiones sobre la candidatura Podemos




Dejo aquí unas cuestiones para dejar escrita, junto con lo esbozado hace unos días, mi opinión, no ya sobre el proyecto Podemos en sí, sino para intentar entenderlo, sin más. Con esto quedará todo dicho salvo catástrofe, porque tenemos cosas más importantes que hacer.


Una. Creo que los debates entre gente cercana no se pueden librar en tono beligerante, por lo cual no estaría demás que apeláramos a la prudencia. Independientemente de las discrepancias políticas, ideológicas, estratégicas, tácticas o programáticas, las gentes que nos ubicamos en la llamada “izquierda transformadora” estamos condenados a entendernos aunque solo sea de manera coyuntural o táctica. Creo que se entiende. Por otra parte, cuando alguien quiere ganar un debate de ideas poco favor se hace a sí mismo si se enroca en actitudes acrimoniosas que imposibilitan precisamente un debate de ideas.


Dos. Los debates no son una opción, una posibilidad: son estrictamente necesarios. Nadie se puede ofender porque alguien abra un debate, del mismo modo nadie que abra un debate se puede ofender porque la gente entre en él; de hecho esa es la intención. El proyecto Podemos es legítimo y sus impulsores tienen todo el derecho del mundo a participar fuera de IU, salvo que declararan a ésta amor eterno o firmaran un contrato vitalicio de lealtad, que no lo  creo. Podemos apelar a cuestiones de moralidad o de principios, o incluso de responsabilidad, pero eso es como apelar a Maquiavelo de manera sesgada: poca cosa.


Tres. He visto prácticamente todos los programas de La Tuerka desde el principio, he leído los libros de sus principales impulsores y muchos de sus artículos (hablo de Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón e incluso Santiago Alba Rico) y he escuchado sus charlas (algunas en persona, otras por internet). Soy concejal de un pueblo campesino de 1.300 habitantes en el que IU tenía 4 votos en las generales antes de presentar candidatura, por lo que sé la dureza de la realpolitik y sus contradicciones. No vivo en una atalaya ni soy ningún dogmático que da lecciones sin mojarse. Por eso puedo hablar y lo hago.


Cuatro. Mencionar el protagonismo de los medios de comunicación (y en qué consisten éstos) en la proyección de esta candidatura no es ser un sectario, es ser marxista. La clase económicamente dominante se erige como clase política e ideológicamente dominante a través del Estado y sus aparatos ideológicos, ya que no solo nos dominan mediante la fuerza sino también mediante el consentimiento. Es aquí donde entran en juego elementos como la cultura, la educación, la iglesia o los medios de comunicación. Ya Engels advirtió que, por cuestiones de tiempo y espacio, no pudieron hacer tanto hincapié en los elementos de la superestructura que ejercen influencia en las distintas luchas. Fue Gramsci, muy recurrido por los impulsores de Podemos, el que hizo un trabajo más laborioso sobre estas cuestiones, releyendo a Maquiavelo. No me resisto, llegados a este punto, a mostrar mi asombro con el uso tan ligero que hacen los impulsores del término “sentido común”, definido precisamente por Gramsci como la visión del mundo hegemónica, es decir, la ideología dominante asumida por las “clases subalternas”. Tampoco me resisto a citar al maestro florentino, aunque sea de paso y con perdón:


Cinco. “Si los grandes ven que no les es posible resistir al pueblo, comienzan por formar una gran reputación a uno de ellos, y, dirigiendo todas las miradas hacia él, acaban por hacerle príncipe. A fin de poder dar, a la sombra de su soberanía, rienda suelta a sus deseos.” (Maquiavelo, El Príncipe)


Seis. En política siempre hay que intentar hablar de programas y proyectos, evitando hablar de personas. La historia es la historia de la lucha de clases. Es el resultado de esas luchas el que hace avanzar las sociedades. La historia la hacen los pueblos, nunca los líderes. La solución es colectiva y no pasa por una “regeneración” (o "transformismo" en términos gramscianos) de los dirigentes, sino por un proyecto radicalmente alternativo ya que Rajoy solo es un capataz, un títere, de la oligarquía financiera. Hablar de esto no es una cuestión meramente estética, es hacer pedagogía y señalar el verdadero problema: da exactamente igual que se quite Rajoy y entre Rubalcaba o un intelectual brillante que hable muy bien si detrás no hay un pueblo organizado dispuesto a dar la batalla para aplicar un programa anticapitalista enmarcado en un proyecto alternativo de país. No quito importancia a los liderazgos; la historia del movimiento obrero está llena de ellos. Lo que digo es que cuidado con las prisas, que esto no lo soluciona ningún líder carismático. Pensar eso es tan absurdo como pensar que un programa en sí, solo, es la solución.


Siete. Bajo mi punto de vista, el mensaje debe ser precisamente el contrario. La solución debe ser colectiva, por lo tanto de lo que se trata es de empezar por abajo, por explicarle a la gente llana que si no se involucra no hay nada que hacer porque nadie le va a sacar las castañas del fuego, porque aunque quisieran no podrían. Esto significa ir pueblo a pueblo, barrio a barrio, casa a casa, con pedagogía y capacidad didáctica, explicándole a la gente que tenemos que ponernos de acuerdo en torno a un programa, un proyecto y la ilusión de cambiar el estado actual de cosas. Esto es exactamente lo que han hecho los comunistas toda la vida, con especial mención durante el franquismo, donde había un comunista organizando allá donde había un colectivo de gente; en la fábrica, en la universidad o en una asociación de vecinos. Algo parecido a esto es lo que propone el Frente Cívico, muy distinto a “obligar a pactar a IU una lista electoral”, como el propio Pablo Iglesias dijo. Es un trabajo laborioso pero no se puede empezar la casa por el tejado porque al segundo día el chasco sería estrepitoso.


Ocho. Dicho todo lo anterior, podemos plantearnos la primera pregunta clave: ¿Quiénes son los impulsores de la candidatura? En resumen nos encontramos ante una organización trotskista (no utilizo trotskista despectivamente sino como intento de catalogación ideológica), IA, que desde que se salió de IU va de fracaso electoral en fracaso electoral, apoyando (aunque sea implícitamente o con “mano izquierda”) intervenciones imperialistas en Siria o Libia y poco más; un ex-asesor de Llamazares en los “tiempos de plomo” de IU que dejó escrito hace no mucho que “la agitación social” no puede ser liderada por el PCE porque eso sería repetir el error de 1986 con IU; y unos intelectuales cuyo principal referente es Toni Negri, un “marxista posmoderno” que niega la vigencia del imperialismo o de la clase obrera como sujeto histórico y votó sí al referéndum de la Constitución Europea. En definitiva y resumiendo, los grandes impulsores de la candidatura se podrían catalogar dentro de la izquierda posmoderna, anti-partido y movimientista; por eso se puede empezar una candidatura por arriba, la organización y el programa son lo de menos: “el objetivo final no es nada: el movimiento lo es todo”. Curiosa “nueva política” que ya fue defendida por Bernstein hace más de un siglo y rebatida por Lenin. Y alguien puede decir: Lenin también es viejo. Cierto, pero el leninismo ha instruido unas cuantas revoluciones y además sigue inspirando otras. La “nueva política” que barra con “lo viejo” todavía no ha hecho ninguna, que yo sepa.  También podría decir alguien: IU no es leninista, ni siquiera el PCE. Y tendría razón, pero al menos yo no creo que los comunistas podamos no militar en ninguna organización (como dice Pablo Iglesias, por cierto), aunque esté ésta en reconstrucción, con todas sus contradicciones. Creo que los comunistas tenemos que militar en el PC y aspirar a que éste sea el partido hegemónico y director dentro de cualquier Frente. Es una aspiración tan legítima como la de quienes pretenden que su partido, corriente o fracción sea hegemónica.


Nueve. Cómo y para qué. Primera hipótesis. Antes de nada, he de decir que el discurso de Pablo Iglesias en la presentación me pareció honesto. Dijo casi literalmente que él lo que quería era “forzar” a IU para que realizara unas primarias en las que él competiría lealmente con el resto de candidatos. No me interesa tanto la presentación en concreto o el órdago en general, sino qué saldría en caso de que IU aceptara o no aceptara, partiendo de los presupuestos ideológicos anteriores. En el primer caso, algunos intentos irían dirigidos a desplazar al PCE como fuerza hegemónica dentro de IU (más claro no lo pudo escribir Monedero), todo ello avalado con un discurso “fresco” (Pablo Iglesias propuso en sus tiempos por la UJCE cambiar La Internacional por una versión de Aprendiendo a luchar de Reincidentes, por cierto) contra “las viejas maneras de hacer política”, en aras de la “regeneración” y los “nuevos liderazgos”, y en detrimento de la “casta burocrática”. El caso es que ya tuvimos una IU en la que el PCE no era hegemónico y acabó con dos diputados. Es curioso que por aquellos entonces, al borde de la desaparición, apenas había gente de fuera que daba consejos. Es justo ahora que IU remonta, aunque sea de manera lenta e insuficiente, cuando todos vienen a darnos consejos (bienvenidos, por otra parte).


Segunda hipótesis. Es probable que el órdago se lance de una manera calculadamente inasumible por parte de IU (aquí un par de pinceladas sobre lo de las primarias) para que, en caso de no llegar a ningún acuerdo, esté justificada la participación fuera de IU. En ese caso tendríamos en España un nuevo Bloque de Izquierda como el portugués: una amalgama de trotskistas, socialdemócratas enfadados y algún “maoísta” despistado, que  se dirige con bastante éxito al “precariado” (la nueva clase social), principalmente a los universitarios, pero cuya falta de organización e implantación social, hace que se tambalee incluso electoralmente, como en las últimas elecciones portuguesas.


Tercera hipótesis. Podemos converge de manera democrática con IU (la democracia no es solo la integración de la minoría, también es la dirección de la mayoría; la democracia también es material, numérica), que da más protagonismo a un programa anticapitalista y a sus bases que a personas concretas, reforzando un proyecto más ilusionante con capacidad de ser mayoría y transformar, con el socialismo como horizonte. Conozco gente intelectualmente honesta y con un bagaje ideológico importante que conocen de cerca la iniciativa y la verdadera intención de sus promotores. Según comentan, esa tercera hipótesis es probable y deseable por todas las partes. Espero que así sea, por mi parte encantado.


Diez. A día de hoy el campesino Cayo Lara es el político mejor valorado de España. Con todas las campañas en contra, sin publicidad y sometiéndolo a terceros grados cada vez que pisa un plató, no está nada mal. Yo conozco a mucha gente “normal” a la que le gusta porque es un hombre, cercano y humilde, de pueblo. A lo mejor el problema es que nosotros nos movemos en unas coordenadas discursivas e intelectuales distintas y nosotros, en nombre de la mayoría, pedimos otra cosa. Y cuidado porque Julio Anguita siempre fue el líder más valorado también en una crisis tremenda del PSOE y no por ello cosechó demasiados votos. Con esto solo quiero decir que especular en torno a personalidades o liderazgos es poco menos que perder el tiempo.

P. S. No puedo irme sin decirlo. La comparación con lo ocurrió en los años noventa en Venezuela, con el declive del puntofijismo y la emergencia de una opción populista y democrática, no se sostiene. El propio Pablo Iglesias siempre ha dicho que en España es prácticamente imposible y que eso no funcionaría. En cualquier caso, y poniéndonos tiquismiquis, la única ¿similitud? es que dentro del Gran Polo Patriótico había un partido llamado PODEMOS (Por la Democracia Social) que en 2008 “saltó la talanqueta” (una manera que tienen los venezolanos de decir que se pasó al enemigo) votando no en el referéndum constitucional e integrándose en 2009 a la MUD de Henrique Capriles (aunque finalmente volvieron al Gran Polo Patriótico, alegando que “la unidad es nuestra premisa ideológica, de Patria”).

1 comentario :

  1. Interesante artículo. Aunque no lo suscribo en gran parte, me parece que las hipótesis planteadas en el punto 9 están muy bien fundadas, (especialmente las dos primeras, aunque la tercera quizás haría feliz a más gente) sobre intenciones que me parecen legítimas en cualquier caso. Bajo mi punto de vista, es un órdago claro para disputar desde fuera un cierto poder a IU, y, cómo todos los órdagos, se arroja con poco que perder y sólo es necesario que el contrario se vea fuerte para que entre de lleno.

    Sobre el punto 5, muy duro. No dudo de que los Roures, Berlusconi y de paso algún Marqués de Lara estén intentarndo nos colocarnos a su príncipe del pueblo. Pero qué se yo, no he seguido a tantos mesías... Sólo espero que Pablo, ahora que ha conseguido que la gente le escuche, tenga la fuerza suficiente para seguir en el lado en el que debe estar. Bueno, eso y que deje de llamarnos "precariado".

    Por último, comentar que entre sus múltiples apoyos anda un musiquillo de origen vasco que da ignominiosos conciertos con cierta influencia en la izquierda más jovenzuela... Y a ese ni lo has mentado ;)

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